Cuarto comentario a realizar hasta el jueves 29 de enero
enero 25,
2009
2009
Una tortuga y una liebre siempre discutían sobre quién era más rápida. Para ver quien tenia razón, decidieron correr una carrera. Eligieron una ruta y comenzaron la competencia.
La liebre arrancó a gran velocidad y corrió enérgicamente durante algún tiempo. Luego al ver que llevaba mucha ventaja, decidió sentarse bajo un árbol para descansar un rato, recuperar fuerzas y luego continuar su marcha. Pero pronto se durmió.
La tortuga, que andaba con paso lento, la alcanzó, la superó y terminó primera, declarándose vencedora indiscutible.
CONCLUSIÓN a la que llegas hasta este punto.
Pero la historia no termina aquí. La liebre, decepcionada tras haber perdido, hizo un examen de conciencia y reconoció sus errores. Descubrió que había perdido la carrera por ser descuidada. Si no hubiera dado tantas cosas por supuestas, nunca la hubiesen vencido.
Entonces, desafió a la tortuga a una nueva competencia. Esta vez, la liebre corrió de principio a fin y su triunfo fue evidente.
CONCLUSIÓN que puedas sacar de este otro punto.
La liebre arrancó a gran velocidad y corrió enérgicamente durante algún tiempo. Luego al ver que llevaba mucha ventaja, decidió sentarse bajo un árbol para descansar un rato, recuperar fuerzas y luego continuar su marcha. Pero pronto se durmió.
La tortuga, que andaba con paso lento, la alcanzó, la superó y terminó primera, declarándose vencedora indiscutible.
CONCLUSIÓN a la que llegas hasta este punto.
Pero la historia no termina aquí. La liebre, decepcionada tras haber perdido, hizo un examen de conciencia y reconoció sus errores. Descubrió que había perdido la carrera por ser descuidada. Si no hubiera dado tantas cosas por supuestas, nunca la hubiesen vencido.
Entonces, desafió a la tortuga a una nueva competencia. Esta vez, la liebre corrió de principio a fin y su triunfo fue evidente.
CONCLUSIÓN que puedas sacar de este otro punto.
Pero la historia tampoco termina aquí. Tras ser derrotada, la tortuga reflexionó detenidamente y llegó a la conclusión de que no había forma de ganarle a la liebre en velocidad. Como estaba planteada la carrera, ella siempre perdería. Por eso, desafió nuevamente a la liebre, pero propuso correr sobre una ruta ligeramente diferente. La liebre aceptó y corrió a gran velocidad, hasta que se encontró en su camino con un ancho rio.
Mientras la liebre, que no sabía nadar, se preguntaba ¿Qué hago ahora?, la tortuga nadó hasta la otra orilla, continuo a a su paso y terminó en primer lugar.
CONCLUSIÓN de este tercer apartado de la historia
Pero la historia no termina tampoco aquí. El tiempo pasó y tanto compartieron la liebre y la tortuga que terminaron haciéndose buenas amigas. Ambas reconocieron que eran buenas competidoras y decidieron repetir la última carrera, pero esta vez corriendo en equipo. En la primera parte, la liebre cargó a la tortuga hasta llegar al río. Allí, la tortuga atravesó el río con la liebre sobre su caparazón y, sobre la orilla de enfrente, la liebre cargó nuevamente a la tortuga hasta la meta. Como alcanzaron la línea de llegada al mismo tiempo, sintieron una mayor satisfacción que aquella que habían experimentado en sus logros individuales.
CONCLUSIÓN final de este apartado y de toda la fábula
Texto original en la revista "Y ahora qué?" del mes de enero
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on domingo, enero 25, 2009
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